Los rodaballos, las limandas y los gallos forman la familia escoftálmidos (Scophthalmidae) de peces marinos incluida en el orden Pleuronectiformes, distribuidos por el Atlántico norte, el mar Báltico, el Mediterráneo y el mar Negro.[1] Su nombre procede del griego: skopein (vigilar) + ophthalmos (ojos),[2] por su forma de enterrarse en la arena asomando sólo los ojos que acechan a las presas.
Aparecen por primera vez en el registro fósil en el Mioceno, durante el Terciario superior.[3]
Tienen el cuerpo aplanado y asimétrico, como todos los de su orden, habiéndose descrito una longitud máxima de 1 m para la especie Psetta maxima.[1] Tienen los dos ojos sobre el lado izquierdo de la cabeza, la boca es muy grande y la mandíbula inferior prominente; las bases de ambas aletas pélvicas son alargadas.[1]
Huevos con un único glóbulo de aceite en la yema, son abandonados tras la puesta.[1]
Existen 9 especies de rodaballo, agrupadas en 5 géneros:
Los rodaballos, las limandas y los gallos forman la familia escoftálmidos (Scophthalmidae) de peces marinos incluida en el orden Pleuronectiformes, distribuidos por el Atlántico norte, el mar Báltico, el Mediterráneo y el mar Negro. Su nombre procede del griego: skopein (vigilar) + ophthalmos (ojos), por su forma de enterrarse en la arena asomando sólo los ojos que acechan a las presas.
Aparecen por primera vez en el registro fósil en el Mioceno, durante el Terciario superior.
Tienen el cuerpo aplanado y asimétrico, como todos los de su orden, habiéndose descrito una longitud máxima de 1 m para la especie Psetta maxima. Tienen los dos ojos sobre el lado izquierdo de la cabeza, la boca es muy grande y la mandíbula inferior prominente; las bases de ambas aletas pélvicas son alargadas.
Huevos con un único glóbulo de aceite en la yema, son abandonados tras la puesta.